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Elías mismo viajó un día de camino por el desierto, y llegó y se sentó bajo un enebro y le pidió [a Dios] que lo dejara morir. Él dijo: “Basta; ahora, oh Señor, quítame la vida, porque no soy mejor que mis padres”. – La Biblia
Querido amigo, ¿estás pasando por una depresión? ¿Estás sentado solo en soledad y pidiendo la ayuda de Dios? No estás solo. Incluso algunos grandes hombres, cuando fueron empujados al miedo y la soledad, pasaron por la depresión. Uno de esos hombres fue Elías. Vivió una vida solitaria durante muchos años debido a la sequía espiritual y natural que atravesó el país de Israel. Dios guió hermosamente a Elías para salir de la depresión. El mismo Dios está vivo hoy. Él puede sacarte de tu depresión que oprime el corazón. Por favor, no te rindas.
¿Quién es Elías?
Cuando Acab gobernaba Israel, Dios levantó a Elías, un poderoso profeta. Su nombre significa “Mi Dios es Yahvé o creador”. Elías causó un profundo impacto durante su vida. Su nombre se repite treinta y una veces en el Nuevo Testamento, mucho después de que Elías fuera llevado al cielo. Elías y Enoc fueron los únicos dos hombres que fueron llevados vivos al cielo sin pasar por la muerte. Además, es importante señalar que unos días antes de su crucifixión, Jesús llevó a tres de sus discípulos más cercanos a una montaña alta. Moisés y Elías se aparecieron para hablar con Jesús en la cima de la montaña. Todos los textos de la Biblia muestran que Elías vivió su vida lleno del poder de Dios.
Cuando Elías oró, Dios cerró el cielo y la lluvia se detuvo durante tres años. Cuando Elías oró nuevamente a Dios, los cielos se abrieron y la lluvia cayó a cántaros. Fue retratado como un poderoso y apasionado profeta del Antiguo Testamento.
El gran milagro de Elías
Durante la época de Elías, la nación de Israel atravesó una adoración pagana. El rey Acab y su esposa, Jezreel, la apoyaron. Elías llamó a los profetas de Baal en el monte Carmelo y les planteó un desafío. Construyeron dos altares, uno para los profetas de Baal y el otro para Elías. Luego, colocaron el sacrificio en ambos altares. Colocaron la leña sobre el sacrificio. Nadie debía encender el fuego. Según el desafío de Elías, el fuego debía provenir del Dios respectivo. Los profetas de Baal aceptaron el desafío e invocaron a su Dios desde la mañana hasta la tarde sin que se produjera ninguna señal de fuego. Al atardecer, Elías clamó a Dios y dijo: «Oh Señor, Dios de Abraham, Isaac y Jacob, demuestra hoy que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo. Demuestra que he hecho todo esto por orden tuya. Oh Señor, respóndeme. Respóndeme para que este pueblo sepa que tú, oh Señor, eres Dios y que los has devuelto a ti».
Dios envió el fuego, y el fuego descendió del cielo. Quemó el sacrificio, la leña y la piedra. La gente estaba asombrada por lo que Elías había hecho mediante el poder de Dios. El pueblo de Israel mató a los profetas de Baal. Fue un día victorioso para Elías.
Elías, después de comprobar quién era el Dios del creador, oró a Dios para que enviara la lluvia. El Dios que envió el fuego también envió la lluvia el mismo día. La lluvia llegó después de un largo período de tres años. La nación que estaba sumida en la sequía debido a la falta de lluvia se regocijó. Pero la esposa de Acab, Jezabel, estaba molesta con lo que les sucedió a los profetas de Baal. Ella estaba decidida a matar a Elías.
El cuidado personal de Dios para el deprimido Elías
Cuando Elías se enteró de la decisión de Jezabel de matarlo, corrió para salvar su vida. Se fue al desierto solitario, viajando hacia el sur. El hombre que hizo dos grandes milagros ante toda la nación tenía miedo y estaba deprimido, y ahora está huyendo. Se sentó debajo de un arbusto y le pidió a Dios que lo matara. Qué cambio con respecto a dónde estaba un día antes. Esta cantidad de fluctuaciones le puede pasar a cualquiera, incluso a un gran hombre como Elías.
Dios envió a su ángel para que se encargara de su hambre y lo ayudara a ganar fuerza física. Pero Elías comió y corrió de nuevo sin preguntar qué camino tomar. Fue y se escondió en el monte Sinaí, donde Moisés recibió los diez mandamientos. Impulsado por el miedo, Elías ya había corrido casi mil kilómetros hacia el sur desde Samaria hasta el monte Sinaí.
Dios le dio un nuevo propósito a Elías
Dios vino a encontrarse con Elías en el monte Sinaí. Le habló a Elías en un suave susurro. La primera pregunta que Dios le hizo a Elías podría aplicarse a la mayoría de nosotros. Dios le preguntó a Elías: “¿Qué estás haciendo aquí?”. No era el lugar que Dios esperaba que Elías estuviera. Estaba completamente en el lugar equivocado, impulsado por el miedo al futuro.
Querido amigo, ¿te impulsa el miedo al futuro y huyes de tu vida sin consultar a Dios? Jesús quiere hablarte hoy. Quiere ayudarte y guiarte como lo hizo con Elías.
Dios le dio a Elías un nuevo propósito en su vida. Él le pidió a Elías que lo ungiera como su sucesor y ungiera a los reyes de Siria e Israel. Para hacer eso, Elías tiene que viajar de regreso al lugar donde comenzó. Eso significa otros mil kilómetros al norte.
Es interesante saber y entender cómo Dios trató con este profeta cansado y deprimido. Querido amigo, Dios que cuidó de Elías, también cuidará de ti. Dios no muestra favoritismo por un hombre. Aquel que ayudó a Elías está contigo ahora mismo. Por favor, pídele que entre en tu vida. Él puede sanar el dolor de tu corazón y consolarte.
¿Oramos a Jesús ahora mismo? Él quiere liberarte de la depresión y de cualquier pensamiento doloroso.
Querido Jesús, gracias por recordarme al profeta Elías. Necesito ayuda en mi vida. Por favor, perdóname si he cometido algún error en el pasado. Quiero ser sanado. Por favor, lléname de tu amor y quítame todos los sentimientos dolorosos. Háblame y muéstrame tu dirección. Quiero tomar tus manos y caminar contigo. Dame un nuevo propósito y renueva mi vida. Quiero ser victorioso contra mis pensamientos. Sé mi Dios y quédate conmigo por el resto de mi vida. En el nombre de Jesús, te lo pido, Amén.
