Escuchar es un don poco común. Por lo general, damos rápidamente nuestras opiniones, consejos y razonamientos. Usamos con frecuencia las palabras “entiendo” sin entender las situaciones y la realidad de otras personas. A veces, damos rápidamente nuestro consejo cuando otros no lo necesitan. Encontrar a alguien con quien podamos descargar con confianza todas nuestras cargas sin ser juzgados es difícil. El Dios que nos creó siempre escucha. Se complace en escuchar cada palabra que decimos. Respeta a todos los que le hablan. Jesús no necesita una cita ni una notificación previa. Siempre está disponible para escuchar nuestras oraciones.
Querido amigo, no rezarás a una piedra que no puede escuchar. Hablarás con Dios, que escucha cada palabra que dices. Jesús está contigo. Puedes hablar con Él en confianza y derramar todas tus cargas. Él no te juzgará ni te condenará. No importa cuál sea tu origen. Jesús quiere escucharte. Él sabe todo sobre ti. Pero Jesús todavía quiere escuchar tus palabras. Disfruta mucho de escuchar cada palabra que le dices.
A medida que continuamos con el atributo de Dios para escuchar, tenemos una serie de otras características de Dios en Conocer a Dios en nuestro sitio web.
La Biblia revela los atributos de Dios para escuchar. Hoy veremos algunos de ellos.
Dios disfrutaba mucho de escuchar a Adán y Eva:
Cuando Dios creó todos los animales y las aves, los trajo a Adán. Quería que Adán les pusiera nombre a cada uno de ellos. Dios creó a los animales y las aves, y Él sería la mejor persona para darles nombres. Pero Dios quería escuchar cómo los nombraría Adán. Disfrutaba de escuchar su manera de nombrar a cada animal y ave. Dios no cambió el nombre dado por Adán. La Biblia dice: Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo. Se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre puso nombre a todos los seres vivos y con ese nombre se les conoce. Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. – Génesis 2:19,20 NVI.
Dios sabía lo que había sucedido cuando Adán y Eva pecaron al comer del fruto prohibido. Pero Él vino a buscarlos. Dios llamó a Adán y Eva. Quería escuchar su versión de la historia. Los versículos a continuación en Génesis 3 narran hermosamente la conversación entre Dios y Adán y Eva.
Pero Dios el Señor llamó al hombre y dijo:
—¿Dónde estás?
El hombre contestó:
—Escuché que andabas por el jardín y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí.
—¿Y quién te ha dicho que estás desnudo? —preguntó Dios—. ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer? – Génesis 3:9,10,11 NVI
El mismo Dios que vino a buscar a Adán y Eva te está buscando a ti. ¿Estás en una situación difícil en este momento? ¿Estás pensando que has pecado y te has alejado de Dios? Él quiere hablarte con ternura e invitarte a Su presencia. ¿Estás listo para hablar con Él ahora?
Dios escuchó a Elías cuando estaba angustiado:
Elías era un gran profeta. Se mantuvo firme por Dios en medio de una severa opresión y oposición. La reina Jezabel quería matar a Elías. Elías tenía miedo. Huyó de la reina Jezabel durante 40 días y 40 noches. Dios lo encontró en el monte Horeb, donde estaba escondido en una cueva. Dios le preguntó primero a Elías: “¿Qué estás haciendo?”.
La Biblia dice: Allí pasó la noche en una cueva.
El Señor se aparece a Elías
Más tarde, la palabra del Señor vino a él.
—¿Qué haces aquí, Elías? —le preguntó. – 1 Reyes 19:9 NVI.
Dios sabía lo que Elías había estado haciendo todo el tiempo. Él sabe que Elías estaba deprimido debido a las circunstancias. Dios puede decirle directamente a Elías lo que necesita hacer. Pero Él quería escuchar primero Sus preocupaciones desde Su lado y sacar a Elías de la depresión.
Todos necesitamos un lugar donde derramar nuestras preocupaciones. Jesús está dispuesto a escucharnos. Él quiere consolarnos. Jesús quiere escuchar cada preocupación tuya hoy. Él quiere responder tus oraciones. Oremos a Jesús. Él se complace en escuchar cada palabra que decimos.
Querido Jesús, yo (inserta tu nombre aquí) aprendí hoy que tú escuchas cada palabra que digo. Estoy tan feliz de que seas mi Dios y que disfrutas escuchándome. Eres un Dios Santo. Soy un pecador y no soy digno de hablarte. Gracias por tu amor. Quiero derramar todo mi corazón hoy en tu presencia. Tú eres mi camino y un hacedor de milagros. Por favor, responde mis oraciones. Guíame tomándome de la mano. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Querido amigo, estamos tan contentos de que hayas podido conectarte con Jesús hoy. Él es un consejero maravilloso y un hermoso consolador. Jesús se preocupa por tu futuro. Por favor, sigan aferrándose a Él. Que Jesús los bendiga y los convierta en bendición para muchos. Mantengámonos en contacto.
